martes, 17 de junio de 2014

Duerme, duerme, Catalina

Hay una canción que tarareo cada tanto y que en una parte dice "que nada de tu infancia se vuelva fugaz".
Y esto mismo es lo que pienso cuando miro esta foto de la pequeña Catalina que no para de dormir, aunque cuando abre los ojos se llena su cara.
El catre blanco, acolchonado para que pueda acurrucarse bien, contrasta con su body gris. Y me pareció tan canchera esta combinación que hizo su mamá que pedí permiso para subir la foto de mi nueva sobrina al blog.
Me sigue impresionando que una persona pueda ser tan chiquita. Y al ver tanta pequeñez me sorprendo al pensar que algún día defenderá sus propias ideas y se enojará. Hoy necesita todo pero va a llegar el día en que sienta que no necesita nada.
Hasta que caiga en la cuenta de que sola no puede vivir.
Más lo pienso y más la quiero.


El cuarto de Cata está casi listo, como su casa que está a punto de terminarse.
Ya llegará el momento de pedir otro permiso para poder compartirlo acá. : )

Espero que estén disfrutando del frío tanto como yo.
Y aquellos que no lo están haciendo, sepan que el 22 de junio empiezan a alargarse los días otra vez!

Besos,
Juli

viernes, 9 de mayo de 2014

Otoño

Desprenderse de lo que no hace falta.
Dejar que caigan por su propio peso las hojas de lo que ya no suma.
Renovarse.
Dejar entrar el aire fresco de la mañana y aprender a disfrutar de la espera de la salida del sol, mientras uno ya arrancó el día.

Medir el tiempo por el color de los árboles.
De verdes a amarillos, naranjas, morados o bordó si tienen suerte. O por sus ramas peladas.
El cambio les cuesta menos. Se desnudan, se adaptan, conviven, sabiendo que es un paso para lo que vendrá.


Tiempo de haikus, de mucho café, de lectura, de puertas adentro, de colores tierra.
De lana liviana y de zapatos cerrados como los que portan mis pies en esta foto imprevista, caminando de vuelta del trabajo.
Porque ah! ya no soy una chica corporativa que camina por las calles del microcentro porteño como escribí alguna vez. Ahora camino cerca del río, veo más cielo y menos edificios, menos gente y más árboles, más perros y menos autos.

Y cuánto lo disfrutamos mi alma y yo. 

Buen fin de semana,
Juli




domingo, 20 de abril de 2014

Work in progress

Buenas, y Feliz Pascua para todo el que llegue hasta este post.
En esto estuve esta mañana de domingo, abocada por un rato a una tarea que estaba pendiente desde el verano. 
Con la compañía de unos mates, me senté en la galería y sólo tuve que darle una lijada liviana porque el trabajo más pesado ya estaba hecho desde hacía tiempo.
Así quedó. Patas para arriba, desprolijo, con una sola mano de base acrílica blanca, preparándose para lo que viene.

Ya les mostraré más. 

¡Buena semana!
Juli

jueves, 17 de abril de 2014

Receta para Semana Santa

Semana Santa, días en familia, celebraciones religiosas, frío de otoño y humedad. Vivir en Buenos Aires equivale, entre otras cosas, a saber que a la humedad uno no le escapa nunca. Estamos a orillas de un ancho río que todos los días nos recuerda que está ahí.

A esta semana del año la asocio con un clima fresco y pegajoso, a veces acompañado de lluvia finita dublinezca, con varios días de esos en los que uno no sabe cómo vestirse.

Hoy les comparto esta receta que tal vez alguien se anime a hacer uno de estos cuatro días con más tiempo y ganas de guardarse en casa. Es muy fácil y rápida, dos condiciones clave para mí cuando de cocinar se trata.
Son los ñoquis de ricota de mi mamá.

Cocinarlos me permite traer a la mesa uno de los sabores más queridos de mi infancia, y sobre todo  un montón de recuerdos con mis hermanos. Más que a la mesa con la bandeja repleta de ñoquis humeantes para alimentar a cinco hijos, me transportan al momento de la preparación, cuando nos turnábamos para robarlos crudos de la mesada de la cocina donde mamá los amasaba. "Traeme uno". Y ahí iba el enviado a darle charla, listo para manotear de a tres o cuatro cuando ella se daba vuelta.
Los primeros nos los daba, el resto había que robarlos.

Ingredientes:

  • 1 paquete de ricota
  • Harina "a ojo"
  • 1 huevo
  • Una pizca de sal
  • Una pizca de nuez moscada
  • Una pizca de pimienta negra molida finita

Mezclé en un bol la ricota con el huevo y agregué la sal, la nuez moscada y la pimienta, hasta que decidí que estaba bien. (Foto no hay porque tenía las manos en la masa).




Estiré apenas la masa con el palo de amasar e hice rollos finitos con la mano que después corté con cuchillo, tratando de que fueran todos los ñoquis del mismo tamaño, como para que se cocinen al mismo tiempo en el agua.



Ta tán! Ñoquis de ricota en mi cocina.
#Marido los come por amor, no por gusto. Pero con eso me alcanza.



viernes, 7 de marzo de 2014

En la cuenta regresiva

Volví.
Pasaron meses. En el medio, el calendario acusa cambio de año, y la realidad agrega cambio de casa y de trabajo. Todojuntoasícomosuena. Fiel a mi estilo podría decir.

Mientras me entusiasmaba con la idea de este post me acordé de los días previos a mi casamiento. Nada de manualidades ni tampoco de limpieza de cutis ni baños de crema. Sumergida entre libros y apuntes, estudiando para recibirme unos días antes de nuestro civil. ¡¿Qué necesidad!? La respuesta se las debo.

Esta casa en miniatura de madera la armaron entre amigos para el casamiento de Diego & Grace. Como viven juntos hace diez años, ni la lista de casamiento tradicional, ni la opción de hacerla online les servían a los novios. Pero la idea de tener que darles a sus invitados el número de cuenta bancaria, tampoco los convencía.

Después de verla en Pinterest se les ocurrió hacer una alcancía que va a estar ubicada en el mismo lugar del festejo y la celebración por civil, que van a ser al aire libre en el jardín de su casa en Escobar.

Este es el resultado.

La ranura está donde el techo de paspartú se divide a dos aguas.
Las paredes, la base, la puerta y las ventanas son de madera recortada a medida y pintada con témpera. Las letras y el cartel fueron escritos a mano sobre cuadraditos de madera recortados.
La decoración de la puerta, en la que se simularon listones de madera que tomaron relieve con el paso de la témpera, fue hecha con un porta servilletas de la dueña de casa.

La casalcancía viene con pileta con trampolín, auto, flores y mascotas. No hay escombros, goteras, alambres ni tachos de pintura alrededor. ¡Pura ficción! pero quedó divina.